Escribir desde la gratitud

Por: Ángela Feijoo Vázquez

Periodista. Miembro de la Sociedad Venezolana de Psicología Positiva.

La gratitud es esa agradable sensación de que algo ha llegado a nuestras vidas como un regalo. Es eso que sentimos en le pecho (o quizá en todo el cuerpo) cuando las cosas salen bien o alguien ha hecho algo bueno por nosotros.

Está comprobado que esa gratitud es genuina – la que va más allá del «gracias» de cortesía- es una fuente de bienestar que se percibe tanto en lo emocional como en lo físico. Destacados psicólogos como Robert Emmons y Sonja Lyubomirsky han realizado estudios sobre lo positivo de expresar gratitud y encontraron beneficios en el sistema inmunológico y la presión arterial, pero también se dieron cuenta que quienes participaron en sus estudios experimentaron mejor conexión social y más optimismo.

Practicar la gratitud de forma habitual y deliberada, al principio puede requerir esfuerzo. Y no es porque seamos desagradecidos, yo creo que tal vez pensamos que sólo las cosas extraordinarias son dignas de agradecer.¿Tienes comida y un techo bajo el cual resguardarte? Ya ahí tienes dos razones para agradecer. ¿Y qué tal haber abierto los ojos esta mañana y saber que estás vivo? ¿tienes familia, amigos? ¿trabajo? ¿conoces un oficio? 

¿Cuántas personas pueden decir lo mismo? No se trata de compararse con los demás para sentirnos superiores, sino para recordarnos a nosotros mismos lo afortunados que somos por lo que tenemos. Seguramente hubo esfuerzo, sacrificio, compromiso y dedicación de nuestra parte, pero aún así debemos recordar que no todo depende de ello y que también hicieron falta otros para que eso que agradecemos nos haya llegado. 

Escribir para agradecer refuerza el efecto, porque cuando escribimos hacemos un necesario  proceso de reflexión y ver plasmado lo que pensamos y sentimos, nos da perspectiva. Puede ser una práctica muy sencilla y corta. Algo que anotes en una pequeña libreta que tengas siempre a mano o directamente en tu computadora o dispositivo móvil. Sólo tienes que responder a una pregunta: ¿Qué agradezco hoy?

Las respuestas pueden ser tan largas o tan cortas como tú decidas: frases sueltas, una lista de palabras o un par de párrafos. Lo importante es que te detengas un momento y reconozcas lo bueno que hay en tu vida. Aún en los peores días. De hecho, es en los malos momentos cuando más nos beneficia tener la capacidad de valorar lo que sí está bien. ¿Por puro ejercicio romántico-optimista-positivo-comeflor? No, por pura necesidad de inspirarnos, para conseguir fuerzas, para encontrar soluciones. Reconocer lo que está bien en nuestra vida nos da certeza de que no todo está mal ni es así para siempre. También nos sirve para recordarnos de qué somos capaces, con qué y con quiénes contamos en nuestras vidas para recuperarnos y salir adelante.

¿Te animas?

Sólo necesitas lápiz o bolígrafo y una libreta. Pero sobre todo, una hora marcada en tu agenda, porque si no estableces un horario, créeme que será difícil que lo conviertas en un hábito. Y la idea es que lo sea, porque el bienestar se basa en tener en nuestras vidas rutinas y herramientas que nos hagan sentir bien.

Ángela Feijoo Vázquez

Comunicadora, diplomada en Psicología Positiva. Promuevo la escritura como una herramienta de bienestar. Acompaño a quienes desean escribir un libro, comunicarse mejor por su redes o contar su historia. Y asesoro a quienes necesitan claridad para dar forma a su proyecto y ordenar sus ideas.

En Instagram @angelafeijoo
angela@escribirtehacebien.com
www.escribirtehacebien.com

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