Un tiempo para la espiritualidad

Por: Victoria Tirro

Psicóloga- Presidente de SOVEPPOS

Muchas personas hablan de la Fe, de la bondad y la empatía, sin embargo, pocos dedican tiempo a cultivar el “jardín interior”. Lo espiritual implica la práctica diaria del discernimiento, la contemplación y la entrega, con esfuerzo sostenido y dedicación.

Ser espiritual es un acto de valentía y confrontación con los pensamientos, intereses y miedos que todos tenemos. ¡Tamaña tarea! Resulta un trabajo meticuloso percatarse de las luces y sombras de la vida para obtener un aprendizaje exclusivo y ajustado a la historia de cada quien. 

¡Ya es hora de desechar la mirada anacrónica de la ciencia rivalizada con la espiritualidad! Somos seres integrales que buscamos comprender nuestra existencia y extraer significados de todo aquello que vivimos.

Algunas ideas generales pueden servir de guía para fomentar tu dimensión espiritual:

  • Tener fe no es una apuesta al vacío ni pretende derrumbar el imperio de la razón; ambas pueden convivir en la búsqueda de la verdad. Descifras los hilos de significado que entretejen las experiencias en tu vida.
  • Aprendes a valorar el silencio y reduce tu ruido mental: planeas metas, encomiendas acciones, visualizas oportunidades y te encuentras con tu propia esencia.
  • Las experiencias de contemplación y conexión con lo absoluto requieren un tiempo y espacio en tu rutina diaria. Al inicio se realizan de manera intencional y luego forman parte de tu práctica cotidiana. Mira a tu alrededor.
  • Las enseñanzas espirituales llevan a un despertar, agudizan tus sentidos y encuentras verdades.
  • Los fracasos son maestros espirituales que ayudan a rectificar la trayectoria vital. Desde allí logramos ser resilientes.
  • Creer resulta aventura, riesgo, incertidumbre ante lo desconocido y la convicción en el valor de la entrega. No todo está bajo nuestro control.

Comienza formulándote esta pregunta: ¿mis acciones qué huellan han dejado en la vida del otro? 

El itinerario de nuestro peregrinaje en la fe es un camino de pocas certezas, aunque repleto de episodios y pasajes que te invitan a reflexionar, “a mirar para arriba” y dar sentido a tu existencia.

 

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